Un torrente de lujuria de sinfónico voltaje,
despeñábase en lascivia en el ruedo de la orgía,
como labio pervertido que insaciable perseguía
enrolado en un flagelo de voraz libertinaje;
escondido, conmovido bajo el feudo de mi traje,
el desnudo de los cuerpos, corrompida fantasía,
mientras lamias y jayanes, en falaz filosofía
aprendían de la vida los aromos del ultraje;
yo miraba perturbado, perversión de orfebrería
un proscenio desatado, el festín que derretía
la ansiedad por aquel gozo de frenético conjuro;
sin embargo, cada grito, cada gesto desprendía
incestuoso catecismo de enlodada melodía.
¡ También ruedan sinfonías en el mundo de lo impuro!
Construído a las 4,02 del
16 de marzo de 2011, para
Rimas insolentes
Rodolfo Leiro
¡Muy bueno!
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