Con un blindaje de malvas, armé un ejercito probo,
sobre un feudo de camelias con bayoneta de glosa
me lancé, mi pecho abierto, al corazón de la rosa
para hacerla prisionera y en mi latido de bobo
la coloqué como insignia en mis plantíos de jobo,
logré flamantes custodios con esbelta mariposa,
después combiné mis rimas con una pócula prosa
y redacté mis proclamas en un lunático estrobo;
no encontré la rebeldía, ni un grito con voz de lobo
me fui elevando mi amiga, como un errático globo
y contemplé al universo a mis plantas seducido;
aparté, en vibrante trazo, todo gesto corrompido
con mi rugiente palabra vibrante como estampido.
No lo difundas poeta. Me di cuenta, estaba solo.
Construido a las 15,55 del 18 de Octubre de 2010 2010-10-18
Rodolfo Leiro.