Esas noches de un espléndido verano
con mi paso de pausado peregrino,
arañando las veredas, sin destino,
mis pupilas de avispado veterano;
una amable madrugada, de la mano
de un reflejo fantasmal y gongorino,
dibujaba la ilusión de un camerino
y una niña con su rostro victoriano,
que aguardaba a su jayán, un artesano,
con estirpe de varón recio y galano
arribando como amante clandestino
con su beso pasional de amor decano,
vasta fiebre de un intrépido espartano.
Una niña que no estuvo en mi camino. .
CONSTRUIDO A LAS 16,39 DEL
30 de septiembre del 2010
Rodolfo Leiro
Mi querido Rodolfo:
ResponderEliminarSiempre es un gusto leer tus textos.
Vos sabés de mi respeto y reconocimiento por tus poemas y por tu don de ser humano.
Con profundo aprecio, siempre mis mejores deseos cada día, querido amigo.
Analía