jueves, 2 de septiembre de 2010

THELMA




Cuando llegaba THELMA, la fiesta despertaba

sus síntomas traviesos, rugiente algarabía,

los rostros desperezan su mística de orgía,

la danza sus imperios de júbilo aportaba;



yo andaba en ese sismo, mi risa descarada

mientras que Thelma acaso la danza dirigía

y a veces, imprudente, graciosa se atrevía

a llevarme a la pista en rítmica alocada.



El tiempo fuese huyendo, su loca mascarada

se la cargaron años de lucha denodada,

las fiebres, los amores, el beso en una sombra;



y ahora que te miro, en la caja lustrada,



la vida es un minuto, ¡después nada de Nada!

Mi corazón de bardo en mi verso te nombra..



Construido a las 13,02 del

1 de septiembre de 2010.



Rodolfo Leiro

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