Clavel en el ojal, como un emblema
cuando de niño me supe adolescente,
con la vida empujando, como un lente
enrolando horizontes en diadema;
aspirar el futuro en dicha plena
sin un cobre en mi bolso indiferente,
como sorbiendo mi módico presente
estallando de oro mi arca helena;
comprender, que de pronto, una melena
pareciera decirte que no hay pena,
que jamás sentirás un vil ¡detente!.
¿Qué no me quedó nada? ¿Ni un latente
ni el pasado de un beso complaciente?
¡Si guardo aquel clavel en mi alacena!
Construído a las 9,34
Del jueves 16 de septiembre de 2010.
Rodolfo Leiro
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