Pasaron muchos años, quizás no te aguardaba,
perdido ya en mi mundo de musas y de rima,
vagando por el corso sentí la serpentina
y sorprendí tu brazo, tu gesto, tu mirada;
y tu sonrisa alegre, pupila en llamarada,
aquella carcajada hiriente y cristalina,
igual que de pequeña, vestida en muselina,
colmando de ilusiones mi faz enamorada;
soberbio caballero ¡que bien acompañada!
me dije en aquel sueño que de niño llevaba
tal vez en tu pupila de azul aguamarina;
después, se fue la vida acaso apresurada
y a veces me conforta alguna madrugada
cuando adivino un vuelo vivaz de serpentina..
construido a las 18,42 del
31 de agosto de 2010.
Rodolfo Leiro
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